Esta vez, la Luna Llena sucede el 4 de diciembre en Géminis 13º, un signo que habla de ideas, palabras, conexiones y la manera en que interpretamos el mundo. Géminis quiere comprender, comunicar, mover energía, abrir puertas. Pero esta lunación no llega ligera: abre conversaciones honestas, activa dudas necesarias y expone pensamientos que necesitan orden, no para atormentarte, sino para devolverte dirección.

Diciembre no llega para mantener lo de siempre, llega para aclararlo. Es un mes que ilumina lo que sentíamos confuso, suelta lo que pesa y nos prepara para un inicio de ciclo mucho más consciente.

Esta vez, la Luna Nueva llega el 20 de noviembre en Escorpio 28º, un signo que no se queda en la superficie. Escorpio va directo al núcleo: a lo que duele, a lo que callamos, a lo que todavía nos ata por miedo o apego. No es una lunación ligera. Es una invitación a soltar capas viejas para recuperar fuerza interior.

Noviembre no llega para mantener lo conocido, sino para abrir nuevos caminos con más verdad.

Entre el 9 y el 29 de noviembre, el planeta de la mente, la comunicación y las ideas inicia su retrogradación, invitándonos a mirar hacia adentro antes de seguir hablando, decidiendo o avanzando. Este ciclo se extiende desde el 20 de octubre, cuando comenzó la sombra prerretrógrada en Sagitario, hasta el 16 de diciembre, cuando Mercurio saldrá de su sombra posretrógrada.

Esta vez, la Luna Llena sucede el 5 de noviembre en Tauro 13º, signo de tierra que nos recuerda la importancia de lo simple, lo estable y lo real. Tauro busca seguridad y gozo en lo cotidiano, pero esta Luna nos muestra que el verdadero valor no se mide por lo que tenemos, sino por lo que somos capaces de sostener con calma y coherencia.

Esta vez, la Luna Nueva sucede el 21 de octubre en Libra 28º, signo de aire que nos habla de vínculos, equilibrio y belleza. Pero este grado final nos recuerda que el verdadero balance no se encuentra complaciendo a todos, sino aprendiendo a sostener relaciones, decisiones y estructuras que estén en armonía con lo que somos hoy.

Hay momentos en que la vida parece detenerse para abrir un portal de nuevos comienzos. Los eclipses solares son eso: giros que marcan un punto de inflexión, donde lo viejo ya no tiene cabida y lo nuevo entra con fuerza, aunque todavía no sepamos con certeza su forma. No llegan para darnos seguridad inmediata, sino para acelerar procesos que ya estaban gestándose en lo profundo.

Hay momentos en los que el cielo parece detenerse para abrir un portal. Los eclipses son justamente eso: instantes en los que la vida cambia de ritmo y nos coloca frente a giros que marcan un antes y un después. No llegan para complacernos, sino para mostrarnos con fuerza lo que ya está listo para transformarse.